En esta visita al centro penitenciario de Picassent, además del buen hacer del director y del personal que trabaja en el mismo, gratamente me encontré con el Centro de Información Juvenil (CIJ), con un compromiso impresionante de cara a las reclusas y reclusos, una ilusión que se veía en sus caras y un trabajo que después de un largo tiempo lleva un recorrido espacial dando sus frutos.
Dicho todo esto, algo que me dejó impresionada fue el grupo de reclusas y reclusos los cuales mostraron posiciones de cambio que suponían una profunda reflexión de su vida interior.
Primero el formar parte de CIJ les posibilita encontrarse a personas de distintos módulos reforzándose las unas a los otros y los unos a los otros cuando llegaban los momentos duros.
En segundo lugar, y con los materiales que se elaboraban en el CIJ, llevaban la información a las personas que convivían con ellos en cada uno de sus módulos, información de las normas existentes en la cárcel lo mismo implícitas que explícitas, y la explicación entre ciertos requisitos que debían cumplir, además de allanarles el camino cuando se preparaban para la salida.
A este conjunto de chicos y chicas les encontré que tenían interiorizado un sentimiento de ayuda a los demás que había mejorado su autoestima, y les llevaba a afrontar la salida del centro penitenciario en una dirección opuesta a cuando habían llegado.
Antes de despedirme les mostré lo gratamente que había sido la visita, mi disposición para impartir una charla sobre las nuevas tecnologías basándonos, sobretodo, en las potencialidades de internet y los efectos negativos de este menrio para poderlos controlar.
Así pues quedamos con el director en emplazar dicha charla a un momento que considerase más oportuno.
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